Tipos de dolor de espalda ¿por que?
El dolor de espalda o cuello es una de las patologías músculo-esqueléticas más frecuentes Constituye, por orden de frecuencia, el…
ACTIVIDADES-PIERDES FUERZA , que se va resintiendo cada vez más ante el de minimo esfuerzo. Muchas lesiones aparecen porque exiges a la musculatura una fuerza que en realidad no tiene. Un ejemplo de ello son los picos tirones que aparecen por levantar un peso mayor del que tu columna puedes soportarlo por adoptar una mala posición al cargarlo.
ACTIVIDADES PARA EJERCITAR TU MUSCULATURA SIN FORZAR LA ESPALDA Si tus dolores de espalda son recurrentes y no eres una persona demasiado deportista, probablemente tienes dudas acerca del tipo de ejercicios o disciplina más adecuado para ti. Esta es nuestra selección actividades
y trapecios Para acabar con esta serie de estiramientos centrados en el trabajo de las extremidades superiores, pasa el brazo derecho por encima de tu pecho y sujeta el codo con tu muñeca derecha unos 15 segundos. Probablemente notarás un leve crujido en la clavícula. No te asustes, simplemente se ha «deshecho un nudo» de tensión acumulada. Piensa que se trata de un movimiento que no haces casi nunca pero que proporciona mucho alivio a esa zona agarrotada. Los osteópatas suelen usar este tipo de posturas a las que el cuerpo no está habituado para encontrar puntos de tensión y acabar con ellos mediante manipulaciones. Deshaz la postura y reprodúcela cambiando de brazos, es decir, agarrando el izquierdo con la muñeca del derecho.
actividades de estiramientos brazos y manos
Coloca los brazos en cruz y estíralos hacia los lados como si te estuvieran tirando de los dedos, alargándolos el máximo que puedas y manteniendo la postura 30 segundos. Trabajarás tu equilibrio y lograrás rebajar la tensión en hombros y dorsales.
Rotaciones de cuello Parte de la postura anterior, con los brazos en cruz. Gira la cabeza pausadamente hacia el hombro derecho y a continuación llévala hacia el izquierdo. Repite el movimiento en sentido contrario, unas 10 veces por cada lado. También puedes hacer algunos «síes» (inclinando la cabeza de delante atrás).
. Manteniendo la espalda firme y los hombros rectos, deja el brazo izquierdo apoyado en la cama. Coge la cabeza con la mano del otro brazo por encima de la oreja derecha y desplázala suavemente hacia la izquierda sin girarla, hasta notar una tensión indolora. Aguanta 15 segundos y repite con el otro brazo. Luego, vuelve a hacerlo en ambos lados una vez más. A continuación, haz girar tu cuello y cabeza lentamente de abajo arriba en ambos sentidos. Estos movimientos resultan especialmente aconsejables para aliviar la tensión acumulada en las cervicales y la parte superior de la espalda.
Vuelve a la postura inicial, con los brazos a los lados del cuerpo. Eleva los brazos muy rectos por encima de la cabeza. Mantén la espalda recta y el abdomen apretado. Descarga tu espalda. Coge aire y a medida que lo vayas expulsando, ve inclinando el tronco hacia abajo hasta apoyar los antebrazos en el suelo por delante del cuerpo. Después, vuelve lentamente al sentarte con los brazos en V hacia arriba y repite un par de veces.
Junta las manos por delante del pecho(con las palmas bien estiradas). Elévalas sin despegarlas por encima de tu cabeza mientras inspiras profundamente. Mantén la espalda erguida y la mirada al frente. Para «aguantar» esta postura durante al menos un minuto, la clave es la respiración. Inspira y exhala unas cinco veces. Si te cuesta o notas molestias leves, puedes deshacerla, hacer una breve pausa y proseguir unos segundos más tarde. Esta postura te resultará muy útil no solo para estirar tu columna, sino para mejorar tu equilibrio general.
Siéntate en la postura del indio, con las piernas cruzadas, la espalda recta, los brazos a los lados y la mirada al frente. Eleva los brazos y estíralos en paralelo todo lo que puedas ante ti, con control. Coge aire por la nariz y, cuando exhales por la boca, alarga un poco más los brazos frente a ti, como si estuvieras empujando con fuerza una pared con las palmas de las manos. Procura mantener la espalda erguida y no echarla hacia delante.
Piernas arriba Túmbate mirando hacia el techo, con las manos detrás de la nuca y elevando las piernas lo más alto que puedas, con las puntas apuntando hacia arriba. Mantén una pierna recta y apoya la otra ligeramente encima por delante, como si estuvieran entrelazadas. Si te cansa mucho esta postura o te cuesta demasiado mantenerlas piernas elevadas y rectas formando un ángulo de 90 grados con tu cuerpo, puedes apoyarlas en la pared.
El dolor de espalda o cuello es una de las patologías músculo-esqueléticas más frecuentes Constituye, por orden de frecuencia, el…
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